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Nocturno, brillante que deformas la realidad en tu reflejo alquitranado, agrietado, oscuro y sin pasiones, todo el mundo pasa por ti y nadie se para a mirarte. Inerte, vacío, perpetuo e imperturbable que planta cara al tiempo mientras poco a poco te resquebrajas y aún así no desistes en tu empeño de marcar las direcciones a seguir. Quizás seas solo un trozo de asfalto y nada mas, quizás cada vez que te recorro en soledad mirando a cualquier punto menos donde mis pies se sustentan te muestres tan indiferente como las luces que reflejas. Pero tengo que agradecerte que contigo siempre se como llegar, como volver y como desaparecer cuando otra parte del asfalto me asfixia con su indiferencia, con su repetitivo trayecto.
Brillantes, parpadeantes que iluminan la noche y la hacen aún más bonita y eterna si cabe. Bellas párticulas luminosas que flotan en un oscuro velo, inertes. De colores insesperados, de movimientos o estaticas, grandes o pequeñas. Mis luciernagas siempre acuden cada noche, sea invierno o verano, haga frio o calor, mucho ruido o silencio eterno, mis luciernagas no se cansan de aletear, no perecen al brillar y siempre me acompañan cada noche a la hora de dormir. Me dan de vez en cuando un guiño intermitente cuando quiere que les preste atención. Rectas, redondas, cuadradas, de mil formas, mis luciernagas siempre brillan contentas. ¿Por qué son mis luciernagas?...ellas bien saben el por qué.
En silencio, ¿para qué hablar? sabemos lo que nos tenemos que decir con mirarnos, gritamos con cada mirada, nos besamos, no amamos y odiamos solo con mirarnos. ¿para qué palabras? ¿para romper el silencio que hay entre nosotros o para liberarle del poder de nuestros ojos? Hablamos cuando nos miramos para no dejar que nuestras miradas nos muestren la verdad, la importancia, los anelos y deseos, los sueños. Mirame y dime sin hablar ¿qué ves en mi mirada y que refleja tu mirada? Mirame en silencio y deja que lo demás se diluya en el tiempo.
Momentos, sonrisas, miradas, abrazos, silencios, noches, paseos, saludos y despedidas. Especiales, tanto que no se pueden describir con palabras. Que no se pueden ni siquiera decir lo que se siente por temor a perderlos. Sencillamente son algo que quedará, que permanecerá y que será el argumento mas poderoso de todos para seguir adelante, para vivir, para mirar cada día al cielo gris y sonreir, para los momentos mas negros se tiñan de colores, despejen las dudas y sigas caminando. No hay palabras para describir lo que se siente teniendo tantos momentos buenos, no hay recursos para que se quedén en poco, no hay nada mas grande. Nada merece mas la pena en este mundo como esos momentos y todo lo demás solo es condicionante para que pasen. Jamás olvidaré esos momentos, jamás dejaré de sonreir cada vez que recuerde, jamás pensaré en la distancia que separa aquellas sensaciones, aquellas pequeñas cosas tan grandes como el propio universo. Ahora con ellos llenando mi pecho y mi alma solo puedo sonreir, gritar, volar y sobre todo avanzar para que se vuelván a repetir.
